El vino del estío

En tres prodigiosos meses, Douglas Spaulding observa, escucha, saborea las sorpresas rituales de un verano: el descubrimiento de la vida y la muerte, el último tranvía, la limpieza de las alfombras, la aparición de las hamacas en los porches, la cosecha del vino del estío pero también máquinas y magias extraordinarias: la Máquina de la Felicidad que casi destruye la felicidad de su inventor; la Máquina Verde que pasea a dos viejas señoras por las calles del pueblo; la Máquina del Tiempo en el cuerpo de un viejo coronel; la mujer máquina, la terrible y fabulosa Madame Tarot... Los ojos infantiles tejiendo imágenes; la corriente imaginaria del niño Douglas, que en el transcurso de un verano, nos hace amar los pequeños instantes, las grandes dudas y las inesperadas respuestas. Un juego de formas vivas y muertas, donde el realismo mágico de sus personajes sacude y sorprende. Ray Bradbury, nos lleva de la mano hacia el sendero fantástico y, junto con Douglas, logramos dominar el arte de ver las cosas más allá de la superficie. Un juego de luciérnagas, marcando el mal. Cómo entender la muerte, si no somos capaces de comprender e interactuar más allá de lo tradicional con todo lo que nos rodea en vida. Una novela necesaria en muchos sentidos.